A la deriva

Volver a coger el timón del barco tras un largo tiempo vagando por la cubierta asusta a cualquiera. Aquella tormenta te hizo abandonar tu puesto de capitán, y te relevó el viento. Tomaste un rumbo que resultó ser arriesgado, un camino que pensabas te iba a llevar al paraíso, donde las risas de la gente peinan las verdes colinas. Ahora, debes enfrentarte a la niebla directamente, tienes que moverte, discernir lo bueno de lo malo. No sabes hacia adonde te diriges, pero sueñas con volver a pisar tierra firme.